Yo pensaba que sabía lo que era un beso… estaba
claro que no. Nunca me habían besado como lo hacía Damián, aplicando la fuerza,
la suavidad, la pasión necesaria para hacer que toda yo se convirtiera en una
hormona flotante.
Sus labios eran perfectos, sabían perfectos. Me
costaría mucho olvidar como se sentían bajo los míos.
Cogió mi cabeza y la cambio de posición, dándole un
acceso ilimitado a mi boca.
Me saqueo con la lengua, probo cada parte de mi
boca, mordisqueo mi labio. Me hizo el amor en un beso delante de Enzo y Gema y
yo no podía hacer otra cosa que responderle.
Alcé las manos al cuello para acercarlo más a mí. Le
revolví el pelo desesperada por él, por su beso. Quería mas, lo quería todo.
Casi me muero cuando lo sentí gruñir en mis labios.
Definitivamente era lo más erótico que había sentido en mi vida…
Suspire aparatosamente recordándolo. Hacía ya una
semana del beso y Damián parecía echarme a culpa a mi cuando claramente lo
había empezado él.
Estaba metida en la bañera, el agua cubriendo todo
mi cuerpo. No conseguía quitármelo de la cabeza, y no era de extrañarse, mirase
donde mirase ahí estaba.
Damián en el instituto, Damián en la comida, en la
cena, en el cuarto de baño. Yo no era nada quisquillosa en cuanto a compartir
baño, entendía perfectamente que al tener la casa dos baños, uno lo
compartieran Tigao y mi madre y el otro yo y Damián. Pero hoy, deseaba poder
quedarme aquí todo el día sin hacer nada. Desgraciadamente no podía.
Mire el reloj del móvil, en menos de veinte minutos
Damián terminaba su entrenamiento y vendría corriendo a ducharse, hoy era la
fiesta de bienvenida y nuestros padres sabían que íbamos a ir, eso sí, cada uno
por su lado.
Salí del agua y me envolví en la toalla. Llegué al
espejo del baño para poder verme, pero estaba empapado de vapor. Ojala yo
pudiese de poner una cortina de vapor entre Damián y yo, ya que según Enzo, no
sé esconder mis emociones y la gente sabe perfectamente como me siento. Si eso
es verdad, Damián sabe que me gusta, y no creo que eso sea bueno.
Levanto mi mano al espejo y escribo en el “No me
gustas”. Me quedo mirando mis palabras, intentando creérmelas pero Damián esta
en todo. Y eso lo hace difícil.
Saco el secador apuntando al espejo y lo desempaño.
Cuando ya me puedo ver me seco el pelo, me visto con la ropa que había elegido,
un mono corto de color negro y tirantes. Oigo un golpe en la puerta, mi
estomago se tensa.
—Ya salgo, — recojo las cosas y voy a mi cuarto. No
pasan ni dos minutos hasta que escucho la puerta del baño cerrarse.
Todo esto sería más fácil si Damián hubiese querido
hablar conmigo después del beso. Pero no quería nada. Simplemente no podía mirarme
a la cara y eso duele más que nada.
Cuando paró de besarme me miro como su hubiese
cometido el mayor de los pecados, me soltó como si quemara y se fue. No me dirige
la palabra desde entonces, aunque eso no me preocupa, nuestra relación siempre ha
sido así. Me preocupa lo que vi en sus ojos, enfado... u odio, no sé muy bien.
Termino de arreglarme, miro la hora y le mando un
mensaje a Enzo y Franjo. Enseguida me dicen que ya están listos.
Me calzo unas botas con poco tacón y bajo a toda
leche la escalera. Afuera ya me están esperando montados en un coche.
—Me encanta tu mono. Ojala yo cupiera en uno de esos—,
dice Franjo.
—Estas buenísima cari. Estoy deseando emparentarte
con alguien, — comenta Enzo. Me rio ante su comentario. No me interesa nadie.
Bueno si me interesa, pero nuestra relación ahora mismo es una mierda.
Entramos a la discoteca dándolo todo. Bruno Mars
resuena en mis oídos y me encanta. Nada más llegar nos cruzamos con dos chicas
de clase. Se paran a saludar y hablamos un rato entre risas y cerveceo. Lo paso
genial y eso que la noche acaba de empezar. Miro a mi alrededor, hay mucha
gente que no conozco y el local esta a reventar. Al parecer ha venido gente de
otros institutos e incluso de la universidad.
Bailo como una loca con Enzo y Franjo. En la pista
de baile conozco a Eli y Marina, dos chicas de otra clase, pero de mi misma
edad e instituto. De vez en cuando salgo
a fumar. No he visto a Damián en toda la noche lo cual me inquieta por que se
supone que debe de estar aquí.
— ¿Te queda mucho?, pregunta Marina señalando mi
cigarro.
—Lo acabo de empezar, vete dentro si quieres que
ahora paso yo, — asiente y se va. No la culpo hace bastante frio fuera
comparado con el calor de dentro y ninguna trae chaqueta.
Fumo perdida en mis pensamientos. Nadie sabe que me
besé con Damián, o al menos eso creo, y es raro teniendo en cuenta que en el
instituto se enteran de todo. Alguien se pode detrás mío y me pasa un brazo por
lo hombros, intento apartarme pero me tiene sujeta. Lo miro, es el chico punky, el de clase.
— ¿Fumando sola? — su llegada y su intento de darme
conversación me descolocan un poco.
—Sí.
—Bueno, —dice sacando un paquete de tabaco. — Ya no
estás sola. — Se lo enciende. —Y… ¿De qué conoces a Damián?
Mi risa es nerviosa, no sé exactamente como
contestar a eso.
—Esto… vivimos en la misma casa. —Al chico le cambia
la cara. No sale de su asombro.
—No sabía que lo vuestro iba tan enserio, — espera
¿Qué?
—No…
—Tranquila no se lo diré a nadie. No quiero enfadar
a Damián, soy su amigo. Solo que es muy reservado y tenia curiosidad, — vuelve
a pasarme el brazo por los hombros y me acerca más a él. —Se guardar un
secreto.
Cuando voy a negarlo completamente, alguien me
aparta de golpe. Caigo contra un pecho ya conocido y un olor más conocido aun.
Me embriagan los sentidos, es mi droga personal.
—Darryn, ¿Qué está pasando aquí? —gruñe Damián. Por
un momento me veo tentada a decirle “a ti que te importa”.
—No te preocupes, —dice Darryn negando con la cabeza
y levantando los brazos como si hubiese cometido un delito. —Simplemente le
hacía compañía, nada más.
Damián contesta apretándome más contra su
pecho. Eso me enfurece. Me suelto y lo
encaro. Darryn se va y estamos solos.
—No te quedes sola con él, Ina.
—A ti no te importa con quien me quede sola, — es la
primera vez que lo escucho llamarme por mi nombre. Eso me descoloca y me gusta
a partes iguales.
—Eres un problema, ¿sabes? Todo es un problema.
— ¿Qué? Eres tú el que se comporta de manera
extraña, no hay manera de que te entienda. —Se echa las manos a la cabeza.
Parece frustrado. ¿Qué le pasa?
—No lo entiendes. Eres un problema, —dice negando
con la cabeza.
Me mira de arriba abajo, mojándose los labios y se
acerca más. Si antes estaba nerviosa, ahora siento que se me va a salir el
corazón. Si está pensando en besarme la respuesta es un SI, en mayúsculas.
Abre la boca para decir algo, pero se lo piensa
mejor. Con una última mirada se da la vuelta y se va dejándome sola.
Lo sigo con la mirada. En su moto hay una morena a
la que nunca había visto. Algo se remueve en mí. Se va con ella.
Me da rabia. Él con esa y yo sola. Pero esto es una
fiesta, asique vuelvo dentro y empiezo la fiesta de verdad. Olvidándome de
Damián. Al cabo de dos horas he bailado con casi todos los chicos de clase, me
he reído mucho y estoy bastante borracha. Es la primera vez que estoy así.
Tengo ganas de vomitar. Mi plan de divertirme se me ha ido de las manos.
Alguien me empuja contra él. Creo que es
Enzo pero no distingo bien su cara.
Miro concentradamente su pecho y reconozco la
camisa. No es Enzo, es Franjo. Me dice algo, pero yo solo escucho murmullos.
Tengo mucho sueño y todo me da vueltas. Es una sensación
muy desagradable. No quiero sentirme así nunca más.
De repente siento el frio de la calle contra mí y
tiemblo. Otra fuente de calor me arropa y yo me dejo caer sobre ella.
Después algo se mueve… y vuelve el frio otra vez.
Por un momento me quedo sin mi fuente de calor, pero después vuelve y más
fuerte, mas cálida. Me acurruco mas, escondiendo mi cara y mis manos en la
fuente de calor. Todo se mueve, todo se va. Balbuceo algo, pero no se qué, solo
quiero que la fuente de calor no me deje. La siento demasiado bien contra mí.
Creo que podría haberle pedido que se quedara conmigo, que no me dejara sola.
Luego me muevo, pero ya me he ido.
Abro apenas mis ojos, mi cabeza va a estallar. Siento
nauseas. Pongo mi mano en mi frente. Se siente bien tocar ese lugar. Frunzo el
ceño… que raro. Me levanto de la cama y busco ibuprofeno en mi bolso. Miro el
reloj, ya son las dos de la tarde. Mi madre no tardara en subir y desapestarme
para comer. Pero hoy no tengo ganas de comer nada. Me siento demasiado mal.
Miro hacia abajo, voy en bragas y sujetador, y yo
nunca duermo así. No recuerdo muy bien como llegue a casa. Solo a Franjo llevándome
al coche. No me gusta la sensación de no saber que paso. No volveré a beber en
mi vida.
Al salir al pasillo me encuentro con Damián que me
mira de arriba abajo. Por un momento nos miramos con una intensidad
desconocida. Damián mira mis pechos… ¡ay madre! Voy medio desnuda.
Me ruborizo como una loca. Por un momento me avergüenza
no tener ropa interior más bonita. Mis bragas y sujetador negros de algodón no
son muy sexys. Me auto-convenzo que ha sido como si estuviéramos en la playa.
Solo que con un biquini feo y yo con cara de resacosa-pervertida.
—Eres un problema, —murmura.
Recuerdo la conversación con el ayer. ¿Por que soy un problema? No lo entiendo.
Corro al baño y me encierro para ducharme. Me hace
falta despejarme. Me miro, parezco un mapache con el rímel por toda mi cara. Que
embarazoso.
Sigo pensando en el final de la noche de ayer.
Tengo lagunas por lo que tendré que preguntarle a Enzo que pasó.
Pienso en Damián, soy un problema, o eso dice. ¿Por
qué?
Al salir de la ducha encuentro la respuesta. Siento
como si el suelo se moviese. Mi corazón se acelera demasiado para su bien. Mi
mañana cambia por completo y las cosas se enredan aún más.
Miles de mariposas me asaltan. Tengo ganas de
saltar, de celebrar de reírme todo a la vez. No me esperaba esto ni en sueños.
El espejo esta empañado otra vez, y puedo ver la
frase que escribí en el, solo que ahora mi compañero de baño a escrito algo debajo.
Debajo de mi “No me gustas” hay una simple frase que
lo cambia todo.
“Tú a mi si”
Hola¡¡ espero que os guste¡ :) (L)
Ahhhh no me dejes asiii! estoy superpicada a Damian quiero saber maaaas 😢😢😢😢😢
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